ELECCIONES

Quienes nos sentimos parte del campo popular, no por permiso de alguien sino por compromiso de vida, histórico y permanente. Más allá de la idea que nos convoque. Sea el que sea el partido que nos agrupe. Los sueños e ideales que llevamos a cuestas por pertenencia generacional. El próximo domingo 28, ninguno de los que siembran visiones apocalípticas u oscuros horizontes debe empañarnos el acontecimiento. Llegar a el, como a todos los anteriores, siempre fue y es motivador. Aún en este mundo capitalista. En esta democracia incompleta. En este desigual territorio donde nuestros derechos aún son un logro por obtener. Donde mientras uno solo de nuestros compatriotas no pueda ejercerlos, será como si ninguno estuviera en vigencia, y la democracia no existiera. A pesar de todo, y porque nos ha costado tanta vida llegar hasta aquí, bien vale seguir luchando y defenderlo contra los intentos de arrancarnos lo obtenido. Es un día para vivirlo con la intensidad que demanda su trascendencia. No debe predominar el descreimiento en la política, que le impusieron los dictadores al decir “que la política nunca le resolvió los problemas a la gente”. No debe predominar ese descreimiento al momento de ejercer nuestro derecho al voto, por las corruptelas, traiciones, abandonos de los intereses populares, prioridad de los intereses personales, de tanto dirigente repudiable. Dentro de nuestra tibia mano de PUEBLO, deben seguir estando abrigados junto a la boleta elegida, los sueños y la memoria de los que no llegaron. Dentro del sobre y en un abrazo donde este puesto el corazón también, el compromiso de que después de colocarlo en la urna no nos iremos a dormir, y ya está. Que la vida se defiende en el luego. En el día a día posterior. Porque nuestros derechos son también los de TODOS, sea cual sea su condición o sus errores, y aunque a veces nos retuerzan las tripas. No podremos ser una sociedad, que siga respondiendo al viejo y brutal modelo de negarle al otro la posibilidad, sea esta la que sea. Seremos una sociedad que se pueda mirar al espejo, y sonreír con sus hijos como con todos los niños y jóvenes de nuestra patria, si asumimos con dignidad y sin egoísmos individualistas, aquello de que “el otro soy yo” en todo y su más absoluto concepto.

El domingo 28 es otra oportunidad. Nos la ganamos por cada día pasado y por cada uno de los por venir. No le entreguemos a los que nada nos muestran, y a los que su pasado nefasto los condena por haber tenido la oportunidad y dejarnos como nos dejaron, la alegría de comprometernos en serio e involucrarnos cada día más. De ser mejores que ellos y construir la patria justa, libre y solidaria que nos merecemos después de tanto dolor. Vamos por TODO. NADIE debe detenernos. Una democracia popular se hace con TODOS y por TODO. Es una lucha desigual, claro. Pero somos PUEBLO, no GENTE. La plena e irrestricta vigencia de TODOS los Derechos Humanos para TODOS y TODAS, es el único material garantizado para construir una sociedad mejor de la que somos hoy. Nuestro voto del domingo debe valorar lo conseguido hasta aquí y no ponerlo a remate de supuestos iluminados, que se disfrazan con máscaras o maquillajes engañosos, para disimular su viejo y conocido prontuario.

Nosotros iremos así. Quien firma estas líneas ira así. Envueltos en la mirada compañera de nuestros 30.000. Tratando de ser lo más coherente que seamos capaces……

Por tanta vida arrancada

cuando apenas florecía

por la tozudez de las locas de la ronda,

por una voluntad cierta y sin vueltas

de ser libres, incondicionados, dignos.

Porque no imaginamos vivir

sin este camino árido de buscar

y encontrar la estatura humana.

Porque mil veces apostaremos a la vida,

aunque vengan revoleando la muerte.

¡Porque nunca podrán acribillarnos la esperanza!

POR LA VIDA Y LA LIBERTAD

Eduardo A. Hidalgo – Secretario General – Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca

LOS VENTAJISTAS DE LA SEGURIDAD

Por Jorge Rivas *

En las sociedades modernas, la política tiene entre sus misiones la de intervenir en los innumerables conflictos que las caracterizan, para tratar de eliminarlos o para apaciguar sus indeseables efectos. Uno de ellos, que las democracias de todo el mundo –principalmente en las grandes ciudades y sus alrededores– deben abordar seriamente si aspiran a perdurar y a profundizarse, es el de la inseguridad. Si los factores que la generan son múltiples, el alto grado de desigualdad es reconocido como central por la totalidad de los criminólogos. Vale la pena decir que el concepto de desigualdad no se agota en la pobreza, aunque la incluya. Se trata más bien de la dualización de la sociedad. En otras palabras, de la cruel convivencia entre la ostentación de lo que unos tienen de sobra y la más elemental necesidad que padecen otros.

Las estadísticas acerca de la población penitenciaria muestran una realidad muy distinta de la que se predica diaria y superficialmente: ella crece nueve veces más rápido que la del conjunto del país. Treinta de cada cien personas privadas de su libertad son analfabetas, y esa proporción llega a setenta en los institutos de menores. La superpoblación de las cárceles promueve la promiscuidad y el hacinamiento, lo que no contribuye a la resocialización de nadie. De algún modo se verifica la afirmación de Alfredo Palacios, en el sentido de que “el Código Penal sólo se aplica a los pobres”.

No obstante, toda demanda de una sociedad que aspira a vivir mejor debe interpretarse como una demanda democrática, y aspirar a vivir más seguros es querer vivir mejor. Por lo tanto, lo que demanda la enorme mayoría es fuertemente democrático. Lo que no es democrático es lo que hace un puñado de miserables e inescrupulosos –algunos de ellos seudodirigentes políticos– que se montan en el legítimo reclamo para desnaturalizarlo y convertirlo en autoritario y reaccionario.

La mayoría reclama políticas preventivas: sabe que cuando el patrullero llega casi siempre es tarde, y el daño, irreparable. A pesar de la morbosidad de los medios, que suele poner en primer plano la opinión visceral de las víctimas, lo que a ellas se les escucha decir no es que se deba reformar el Código Penal, o imponer la pena de muerte, o denunciar el Pacto de San José de Costa Rica. Lo que la mayoría desea es vivir sencillamente tranquila.

El problema de la inseguridad es lo suficientemente grave como para que lo aborde gente seria, y no la runfla de atorrantes y oportunistas que repiten banalidades en los medios, más preocupados en obtener algún beneficio personal que en resolver el asunto de fondo. Bien sirve de ejemplo la convocatoria televisiva de un señor, grande ya, aunque navegue con bandera de adolescente y con un sofisticado tatuaje en el cuello, que invita a participar en el armado de un mapa del delito. Es demasiado. Que para desarrollar una política pública contra el crimen hay que tener antes un mapa del delito es tan obvio como que el único que puede hacerlo es el Estado. A otro presunto dirigente, para colmo, se le ocurrió hace algún tiempo levantar en su municipio un muro que separara a los dignos de los indignos, en una demostración de los horrores a los que podemos llegar si no tratamos con seriedad este conflicto.

Ahora bien, así como nadie bien intencionado puede dudar de que en buena parte la solución para la inseguridad se alcanza con integración social y con igualdad, la angustia es por el mientras tanto. Y la verdad es que el que puede lo más. puede lo menos. Mientras avanzamos en la construcción de una sociedad justa, podemos empezar por hacer cumplir la ley, corregir falencias de las instituciones policiales para tornarlas más eficientes, urbanizar los grandes asentamientos. Un aspecto que no puede dejar de mencionarse es la vinculación, rayana con la complicidad, entre algunos policías y algunos dirigentes políticos, por un lado, y por el otro, bandas de delincuentes que sin ella no podrían contar con la logística indispensable para cometer determinados delitos.

Por lo pronto, sería un valioso aporte que los medios de comunicación dejaran de propalar, en nombre de las víctimas, los mensajes más contraproducentes para una sociedad que aspira a convivir civilizadamente, como si se tratara de verdades inapelables. Lo digo como una víctima más, cansada de que pretendan representarla unos sujetos que no hacen más que pregonar la ley del ojo por ojo y diente por diente.

* Dirigente del Partido Socialista (PS). Diputado nacional del Bloque Encuentro Popular y Social

INTEGRACION Y EL AGUA

Abastecimiento de agua: Integración Ciudadana fue a la justicia

Cerca del mediodía Integración Ciudadana hizo una presentación judicial ante el defensor oficial Dr. Gabriel Jarque por los problemas en el abastecimiento de agua en nuestra ciudad.
El candidato a concejal Raúl Woscoff explicó en nuestro programa radial que la provincia debió hacerle en los últimos años a ABSA aportes extraordinarios para poder recuperar la eficiencia en el servicio.
Además, cuestionó las pocas inversiones de la empresa que generaron los inconvenientes en la prestación.
“Si se hubiera hecho todo lo que se prometió durante la gobernación de Felipe Solá, cuando se decidió la conformación de esta empresa, nada de esto hubiese ocurrido”, manifestó.
En tanto, criticó la posición del municipio respecto a los problemas con el suministro de agua. “En esta situación se revela una actitud pasiva de la municipalidad”, recalcó.
Finalmente reclamó al Ejecutivo bahiense una auditoría hídrica permanente para controlar continuamente la calidad de la prestación.
FUENTE: Frente a Cano

LOS SOCIALISTAS EN EL FRENTE INTEGRACION CIUDADANA

El Partido Socialista de Bahía Blanca conforma junto a Integración Ciudadana y el Encuentro Amplio un frente que se está consolidando como alternativa para los vecinos frente a la continuidad de las fuerzas mayoritarias que, desde hace décadas, han sostenido políticas y conductas que han deteriorado la calidad de vida de los habitantes de nuestra ciudad.

Los socialistas acompañamos a Raúl Woscoff con nuestros
candidatos, nuestras ideas y nuestro trabajo, guiados por
las conductas de nuestros líderes históricos como Juan B. Justo,
Alfredo Palacios, Alicia Moreau, Alfredo Bravo y Agustín deArrieta,
quien se destacó en la historia de nuestra ciudad como el arquetipo del
político transparente, responsable y luchador incansable por el bienestar de toda la población y de los trabajadores en especial, demostrándolo durante su paso por la administración municipal entre los años 1932 y 1935.

Tenemos una oportunidad formidable para ampliar la presencia
del Frente Integración Ciudadana en el Concejo Deliberante,
para transformar al Estado municipal en una estructura dinámica
y participativa que se haga cargo de aspectos centrales de la vida
ciudadana como la salud, la educación y la vivienda, que se acerque
a los vecinos impulsando la descentralización de su estructura administrativa, potenciando el crecimiento de las delegaciones barriales, implementando la elección directa de los delegados municipales y trabajando contra la exclusión social, la desocupación y la pobreza, convirtiendo a nuestra Bahía Blanca en un espacio social más justo, más igualitario y más participativo.